La primera semilla de Global Green Europe germinó en el año 2015 cuando su socio fundador, el gaditano Luis Parodi, afincado en China, comenzó a trabajar en las exportaciones españolas de la chatarra del metal. Pocos meses después descubrió en el reciclaje del plástico una mayor diversidad de productos y una alta demanda para la incorporación de reciclaje en fábricas chinas. Aprovechando su periplo en China, comenzó a trabajar de agente para varias empresas españolas, especializándose en este sector. En 2018 fundó su propia empresa.
Aunque Global Green Europe dio sus primeros pasos en China, pronto aterrizó de vuelta en España, iniciando su andadura en Córdoba con un equipo incipiente. Actualmente, mantiene las oficinas allí y ha expandido su red de operaciones al sur de Madrid, iniciando un proceso de industrialización y ampliando la red comercial para abarcar más mercados y más diversidad de plásticos para satisfacer las demandas de producción internacionales.
Global Green Europe sigue teniendo un marcado carácter internacional. Manteniendo el ritmo de negocio con Asia, ha ampliado de forma recurrente sus mercados en Francia, Italia, India, Marruecos, Turquía, Alemania y Portugal, entre otros. Con un equipo de trabajo internacional y políglota, dan cobertura internacional a la demanda y al intercambio de plásticos. Esta empresa compra los sobrantes plásticos ya tratados en un primer eslabón del reciclado para suministrar a empresas que lo transforman en productos nuevos, dándoles así una segunda vida útil y generando economía circular, evitando más producción de plástico virgen y más incineración en vertederos a cambio de un precio que repercute en toda la cadena de valor del reciclado.
El objetivo de Global Green Europe radica en mantener clientes de largo recorrido en el complicado sector de las materias primas; en satisfacer las demandas internacionales haciendo de puente entre reciclador y fabricante; y, por supuesto, reducir las emisiones de CO2 en la atmósfera gracias a la resurrección de unos plásticos que pasan de desecho a materia prima. Toda esta espiral de negocio radica en creación de puestos de trabajo en España, generación de riqueza, creación de marca España y recogida de ideas nuevas para aplicar en nuestro país para conseguir una mayor fortaleza y seriedad en la gestión de residuos.
Por ejemplo, desde Francia transforman los recortes troquelados de producción de envases de yogures en los componentes de un aire acondicionado fabricado en China. En India colaboran con el suministro de materia prima reciclada que formará parte de la red de canalizaciones de agua residuales. De Italia traen plástico que se aprovecha para las suelas de los zapatos fabricados en la industria alicantina. De Marruecos envían a Asia recuperados de componentes eléctricos de automoción que formarán parte de otros componentes electrónicos en la fabricación china. Desde Portugal llevan a Asia plásticos de alto valor especializados en la industria aeroespacial.
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